Amigos virtuales (o no tan virtuales)

Como los que me seguís en Twitter sabéis, esta semana he estado en Benidorm desde el lunes hasta el jueves. Ha sido un viaje por motivos médicos de mi pareja, pero también hemos aprovechado para descansar y disfrutar de la playita.

¿Y qué tiene que ver esto con el título del post? Pues tiene que ver, porque ha habido varias personas que nos han tratado genial: unos amigos de Logroño que tienen un pisito allí y nos han acogido by the face y con todo el cariño y la amabilidad; y @angelrosique.

Ángel es un tío que hace honor a su nombre. Es una bellísima persona y un fotógrafo de postín, que ha ejercido como nuestro guía particular, nos abrió las puertas de su casa (tiene una mujer estupenda y unos hijos preciosos), y en resumidas cuentas nos trató como parte de su propia familia, con un cariño y una dedicación que son a veces difíciles de encontrar.

Y todo esto, además, sin conocernos. Bueno, él y yo sí nos conocíamos, aunque por internet. Hasta que no fuimos allí, éramos bits y bytes el uno para el otro. Pero a pesar de todo, él dejó aparcadas algunas obligaciones profesionales para poder pasar más tiempo con nosotros, nos llevó a cenar a sitios chulísimos, nos preparó en su propia casa una paella para chuparse los dedos, y un montón de cosas más que no pongo, porque no acabaría.

Ángel es un amigo 2.0, que he tenido la suerte de encontrarme en este mundo llamado internet. Un amigo con todas las letras, de los que te cruzas a veces (pocas) en la vida. Y ahora también he tenido el placer y el honor de conocerle en persona y disfrutar de su compañía y la de su maravillosa familia. Por supuesto, si ellos pueden venir aquí algún día, les esperaré con los brazos abiertos, aunque me temo que no seré tan buena guía como ellos lo han sido.

Desde mi rinconcito en la blogosfera, Ángel, quiero darte las gracias por ser como eres, por habernos tratado tan bien y por considerarme, aunque sea un poquito, parte de tu vida.

Hala, ya me he puesto tierna. Un besazo a todos.