miércoles, 18 de febrero de 2009

Y vuelta la mula al trigo...

Hace dos entradas (aquí) hablaba sobre el "monstruo" de Internet al hilo de experiencias personales en la tienda. Y curiosamente, en Mangas Verdes tocaron el tema en ésta entrada, pero por otro motivo muy diferente: el reciente asesinato de Marta del Castillo.

Hoy, estando en la tienda con el "Cutreprogama de Ama Rosa" puesto en la tele (lo sé, es basura, pero no suelo hacerle ni caso a la caja tonta, la pongo para que llene algo el sonido) y mi madre de visita, nos hemos puesto a comentar el asunto de la chica ésta, pobrecita.

He de aclarar que mi madre tiene 69 años (no los aparenta, a alguien tenía que salir yo :D), y es de ésas personas que piensan que, si lo dicen en la tele o en la radio, tiene que ser verdad. Es una guerra que tengo con ella desde que tengo uso de razón: yo argumento que casi siempre, salvo casos concretos, los que salen en la tele hablando de lo que sea son PERIODISTAS, no expertos en cualquier tema. Por lo tanto, que un periodista relacione la muerte de alguien (en este caso Marta) con internet (en otras épocas fueron el rol y los videojuegos, pero ahora en internet cabe todo eso y más) y su redes sociales, no significa que necesariamente sea verdad. De hecho, suele ser mentira. Pero ella, en su cabezonería (en eso también he salido a ella, bueno, y a mi padre), responde convencida: "no, porque tienen estudios, así que tienen que saber de lo que hablan". Me mata. ¿Acaso el hecho de tener estudios en un campo concreto hace que automáticamente se sepa de todo lo habido y por haber? No. Ni de coña. Yo no sé nada de cómo se corta el pelo (mi madre era peluquera), y tener estudios, tengo (sin terminar, pero ahí están). Pues oye, que no se baja del burro.

Ella, que por otro lado aparte de ser mi madre es la mejor persona que conozco, es un claro ejemplo de lo que comentaba el otro día. Ignorancia, manipulación, desinformación, acomodamiento y, en el caso de mi madre y muchas otras personas, que los recursos actuales (a.k.a. internet) les son ajenos, complicados o simplemente no disponen de ellos, con lo que son carne de cañon para los medios de comunicación. Todo eso unido, en muchos casos, a la educación (a veces muy escasa) que recibieron en sus tiempos.

Al final, éste tipo de conversaciones con ella termina siempre de forma abrupta, porque ninguna de las dos da su brazo a torcer. Ella sigue convencida de que todo lo que dicen en la tele y en la radio es cierto, y yo sigo intentando hacerle ver que es información manipulada (y eso en el mejor de los casos). Debe ser la única persona a la que no consigo convencer. Será que donde hay confianza...

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